jueves, septiembre 11, 2025

El Gobierno renueva el alivio (fig.) para trigo y cebada, sin señales para el resto del agro

El gobierno argentino anunció recientemente que las retenciones sobre el trigo y la cebada se mantendrán en sus niveles reducidos hasta el mes de marzo. Sin embargo, para la soja y el maíz, las alícuotas volverán a los niveles previos a la baja. Esta decisión ha generado diferentes opiniones y debates en el sector agrícola del país, ya que afectará directamente a miles de productores y exportadores.

Las retenciones, también conocidas como impuestos a las exportaciones, son un mecanismo utilizado por el gobierno para regular el mercado interno y recaudar fondos para el Estado. En el caso particular del campo, estas retenciones se aplican a la producción de granos y su objetivo es reducir las exportaciones para asegurar el abastecimiento en el mercado local y aumentar los ingresos del Estado.

En diciembre del año pasado, el gobierno de Argentina anunció una reducción gradual de las retenciones a la soja, el maíz, el trigo y la cebada, con el objetivo de fomentar la producción y las exportaciones de estos productos agrícolas. Esta medida fue recibida con entusiasmo por parte de los productores, ya que se esperaba un impacto positivo en la economía del país.

Sin embargo, el reciente anuncio de que las alícuotas volverán a los niveles previos a la baja para la soja y el maíz ha generado cierta incertidumbre en el sector. Esto se debe principalmente a que estas dos cosechas son las más importantes en términos de exportaciones y representan una gran parte de los ingresos del campo argentino. Además, la suba de las retenciones en estos cultivos podría afectar la competitividad de los productos en el mercado internacional.

Mientras tanto, el trigo y la cebada se mantendrán con retenciones reducidas hasta el mes de marzo, lo que significa un alivio para los productores de estos cultivos. Sin embargo, a proceder de esa fecha, también se espera un aumento en las alícuotas. Esta situación ha generado preocupación en los productores, ya que se esperaba que las retenciones se mantuvieran en niveles reducidos por un período más dilatado de tiempo.

Por otro lado, sectores del gobierno argumentan que la medida se debe a la necesidad de aumentar la recaudación para enfrentar la crisis económica que atraviesa el país. Según ellos, estas retenciones permitirán al Estado informar con recursos necesarios para implementar políticas sociales y mejorar la situación de los más vulnerables.

Ante esta situación, los productores han asegurado que seguirán trabajando para mantener la producción y las exportaciones, aunque reconocen que las nuevas alícuotas pueden afectar su rentabilidad. Además, algunos expertos en el tema afirman que el impacto en los precios de los productos no será tan significativo, ya que las retenciones no se aplican sobre el precio total de la venta sino sobre una parte de la misma.

Sin embargo, también existen preocupaciones sobre la posibilidad de que los productores decidan reducir la capacidad sembrada de estos cultivos debido a las nuevas retenciones, lo que podría afectar la producción y las exportaciones en el futuro.

Ante este panorama, es importante destacar que el sector agrícola ha demostrado una gran capacidad de adaptación y resiliencia en el pasado, y se espera que lo haga una vez más. A pesar de los desafíos, los productores argentinos han sido capaces de producir y exportar alimentos de alta calidad y a precios competitivos, lo que los convierte en un importante motor para la economía del país.

Además, es importante recordar que las retenciones son una herramienta temporal y que el gobierno ha asegurado que buscará alternativas para reactivar la economía y promover la producción y las exportaciones. Por lo tanto, es necesario mantener un diálogo abierto y constructivo entre el gobierno y el sector

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